VAMOS NEGRA PA´ LA EL BAILE

En los tiempos muy lejanos, muy cerca del comienzo del Bicentenario de mi patria una negra muy simpática se levanta muy temprano en su rancho. Contruido en madera y lodo muy a la vera del Rió de la Plata, prepara unos mates en el fogón y calienta sus manos al fuego para comenzar a amasar para vender, subsisten así su familia, sus hijos y hasta algunos nietos.

Con una sonrisa en su rostro y bailando una murga que se escucha muy al fondo, resago de alguna fiesta que termina al alba comienza a amasar pastelitos y empanadas.

Sus manos llenas de grasa extraña su negro que anda por el interior en alguna batalla por su país, verán que en tiempos de Juan Manuel de Rosas era muy común dichas batallas entre unitarios y federales. Pero no importaba donde partía,...su negro siempre volvía. Y ella era feliz.

Ya teniendo preparado su canasto, ponía en el las empanadas y pastelitos bien calientes, se ponía un pañuelo muy colorido y un delantal blanco y ya estaba preparada para salir y volver hacia el mediodía con su canasto vacío de la venta.

Besaba a sus hijos mas chicos y recomendaba a sus hijos mas grandes, se encomendaba a Dios con la señal de cruz y salia de su humilde morada. Por el barrial de la calle y a la luz de alba su figura se perdía entre los ranchos del lugar.

Y es así como esta negra se transforma en un montón de mujeres que salen de su casa todas las mañanas a trabajar... esta negra que tiene la función de ser un portabolsas es un regalo para mi mamá para adornar su cocina, que durante muchos años salía todas las mañanas a trabajar, para brindarnos a nosotros un futuro mejor.

Un pequeño, muy pequeño homenaje a mi mamá, anticipándome a su día...